sábado, 23 de enero de 2016

LA SEU VELLA


La Catedral de la Seu Vella o catedral antigua de Lérida, es el monumento más emblemático de la ciudad, se construyó en estilo románico, aunque sus bóvedas son de crucería ojival góticas. Se alza en el cerro conocido como Turó de Lleida que domina la ciudad y la comarca del Segrià.  En Cataluña la persistencia del arte románico hasta el siglo XIII produjo estructuras arquitectónicas como la catedral de Lérida. Su estilo tardorrománico, o de transición, posee las formas románicas y la monumentalidad del gótico.  Sus portadas y capiteles generaron un importante taller escultórico románico conocido como la Escuela de Lérida.
El magnífico claustro, con su galería mirador sobre la ciudad, se realizó entre los siglos XIII y XIV.  La catedral fue terminada en el siglo XV con la construcción del campanario y la puerta de los Apóstoles.  En el año 1707 y dada su importante posición estratégica, la Seu Vella se convirtió en cuartel militar, no volviendo a desempeñar funciones religiosas. Aunque ha pasado por momentos de gran abandono, el traslado de los oficios religiosos ha permitido que se conserve el estilo original sin añadidos posteriores de otros estilos.







El Castillo de la Zuda de Lérida o Castell del Rei era la as-sudda o alcazaba de la ciudad de Lérida, de origen andalusí.  Los restos de la Zuda, actualmente rehabilitados, están situados en la colina de La Seu Vella, detrás de la antigua catedral de Lleida. Su existencia está documentada desde el año 882, época en que Lérida (Medina Larida) estaba ocupada por los sarracenos. La construyeron allí porque desde ese emplazamiento se dominaba un amplio territorio, que abarca desde los macizos pirenaicos de Monte Perdido y Cotiella hasta las montañas de Prades y el Montsant, incluyendo todo el llano de Lérida, y era un excelente lugar de defensa. Entre los años 1031 y 1036 sirvió de refugio al destronado Hisham III, último califa de Córdoba.
A partir de la conquista cristiana, en el castillo de la Suda en 1150, se celebró allí el enlace matrimonial entre el conde de Barcelona y príncipe de los aragoneses Ramón Berenguer IV y Petronila de Aragón, hija del rey Ramiro de Aragón, que confirmó el nacimiento de la Corona de Aragón.  En 1214, en este castillo, los nobles catalanes y aragoneses juraron fidelidad al infante Jaime, que se convertiría en el rey Jaime I "el Conquistador".