Durante la festividad hebrea de la Janucá, en los hogares judíos encendieron el Janukia o candelabro de ocho brazos especial
para esta celebración, cumpliendo los preceptos de encender las velas, pronunciar el Halel y Al anisim. Su origen se remonta según el Talmud de Babilonia, a la entrada de los griegos al Templo
profanando los aceites… y ocurrió un milagro, se pudo encender la
menorá (candelabro del Templo), con una pequeña cantidad de aceite,
durante ocho días…” En la plegaria “Al Hanisim”, se lee: “Te damos
gracias por los milagros, por la acción salvadora que realizaste en
favor de nuestros antepasados, en días que hoy conmemoramos. En efecto,
en aquellos días, el gran sacerdote jasmoneo, Matitiahu ben Iojanán, en
unión con sus hijos, se puso al frente de la defensa de nuestro pueblo,
cuando el pórfido gobierno helénico de Siria se había ensañado
cruelmente con Israel, en un intento de hacernos abjurar de Tu Torá e
infringir sus mandamientos. En aquella hora tan aciaga, Tú, con tu gran
merced, abrazaste nuestra causa…”
Por prmera vez se encendió un alumbrado ornamental, similar al Diwali hindú, que iluminó por la Janucá este año las calles colindantes a la sinagoga, concretamente las de Beatriz de Silva y
Sargento Coriat.
