La Basílica Tardorromana de Ceuta data de finales del siglo IV d.C.
o principios del siglo V d.C.
El descubrimiento de la Basílica y Necrópolis de Ceuta, supone un importarte hallazgo ya que se trata de unos de los escasos testimonios del Cristianismo y de recintos basilicales en el extremo occidental norteafricano.
El descubrimiento de la Basílica y Necrópolis de Ceuta, supone un importarte hallazgo ya que se trata de unos de los escasos testimonios del Cristianismo y de recintos basilicales en el extremo occidental norteafricano.
Los restos arquitectónicos de este edificio responden al modelo de
basílicas norteafricanas de planta rectangular, con tres naves y ábside
central orientado hacia el sur lo que la sitúa fuera de la tipología
simbólica de la orientación de las iglesias del momento (con el ábside
hacia Jerusalén), aunque no es ésta la única excepción a la norma que se
conocen en el norte de Africa.
El
suelo de la Basílica fue utilizado como Necrópolis y entre sus restos
pueden verse diferentes tipos de sepulturas, algunas de las cuales
todavía no se han abierto.
Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1991 con la categoría de
Zona Arqueológica. Tras más de una década en
que la que la Basílica ha sufrido diversos avatares se inició la
construcción del Museo, diseñado por el arquitecto Javier Arnáiz Seco,
que abrió sus puertas en 2006. Además de los vestigios de la Basílica
Tardorromana se presentan otra serie de restos sobre la historia del
Istmo de Ceuta desde sus orígenes hasta la conquista portuguesa de 1415.